Fue a mis 20 años y en Nueva York la ciudad donde descubrí el yoga y la comida orgánica. Todo un nuevo mundo para mí que quería explorar y entender. Conforme más iba informándome sobre el tema, más entendía la tremenda importancia que tiene lo que nos metemos en la boca y cómo eso afecta a nuestro organismo. Un tema que sin duda no podía dejar de tratar en mi libro “Yoga, un estilo de vida” y que en este post retomo.
De nuevo, me alío con mi buena amiga y experta en nutrición Maria Antonia Rodríguez, quien ya os presenté en el post sobre jugos coldpress, con quien el otro día discutía sobre los mensajes confusos y las ideas erróneas que existen alrededor de la alimentación ecológica y que escuchamos como: “¿mejor ecológica u orgánica?”, “para mantener la línea lo mejor son los productos light, sin azúcar…”, “para compensar los dulces, en vez de azúcar utilizo edulcorante”,… Buscamos una alimentación equilibrada, ¿cómo podemos ser autónomos en la elección de nuestra propia dieta? ¿Qué comprar y cómo comer?
Esta conversación entre apasionadas de la alimentación, sumada a las preguntas que a menudo me planteáis en los comentarios, me lleva a compartir este post con las respuestas a vuestras dudas y que yo también tuve en su momento.
¿Alimentación ecológica u orgánica?
Hace años, cuando me introduje en este tipo de dieta en Nueva York, compraba en supermercados “orgánicos” (organic food, organic supermarkets…), pero leía y escuchaba también acerca de lo “ecológico”. Y yo me preguntaba: “¿qué diferencia hay entre ambos conceptos?”. En realidad, ninguna. Según el reglamento europeo, son sinónimos y se refieren a que la producción respeta escrupulosamente el equilibrio con el medio ambiente en todas las etapas de desarrollo y producción. “Ecológico” es quizá el término que más utilizamos en España mientras que “orgánico” se utiliza en el idioma anglosajón. Lo realmente importante es que el producto esté certificado por el sello otorgado por la Comunidad Europea.
¿Qué significa “dieta equilibrada”?
Podemos llenar nuestra despensa de productos ecológicos, pero si no somos conscientes de qué necesita realmente nuestro organismo, no sirve de nada.
Me atrevo a decir que este conocimiento casi podríamos recuperarlo de las lecciones de biología de la escuela. Entender los distintos grupos de alimentos (grasas, hidratos de carbono de absorción de índice glicémico alto y bajo y proteínas) y cómo los procesa nuestro sistema digestivo es básico para diseñar un menú en base a ello. Si has leído mi libro te habrás encontrado en él con unas páginas dedicadas a explicar este tema de forma sencilla.
Podría decir, de forma concisa, que la dieta equilibrada es aquella que se basa en alimentos de calidad (por sus macro y micro nutrientes y su procedencia) donde la manipulación es mínima y cocinamos teniendo en cuenta las proporciones de carbohidratos, grasas buenas y proteínas que nuestro cuerpo necesita.
Pero ¡ojo! Que un producto sea ecológico no significa que sea bueno para nuestra salud. Por ejemplo, podemos pensar: “No pasa nada, estas deliciosas galletas que me estoy zampando son ecológicas…”. Ecológico no es sinónimo de equilibrado.
No olvidemos que los dulces pueden contener grandes cantidades de azúcares e hidratos de carbono con índice glicémico alto que, como ya sabemos, no son beneficiosos para nuestra salud, sean ecológicos o no. Es cierto que nos libramos de pesticidas y productos químicos, pero no nos dejemos llevar por modas y seamos dueños de nuestras propias decisiones a través del conocimiento.
¿Por dónde empezar?
Volviendo atrás. Viví mis inicios de independencia en Nueva York, y aunque sea una paradoja, empecé allí a comprar producto fresco en los pequeños supermercados ecológicos, recuperando los buenos hábitos de nuestra cultura de mercado diario o semanal, los que me enseñaron mi madre y mi abuela y con los que crecí. Además de llenar mi nevera de producto fresco, reduje la ingesta de carbohidratos y azúcares refinados y de grasas saturadas. Me interesé por leer las etiquetas de los productos, pero no para saber la cantidad de calorías sino para conocer los aditivos y conservantes que contenían los mismos y así evitarlos.
Algo que también marcó una gran diferencia fue el cambio a cereales y granos 100% integrales, tanto en los de desayuno como en el resto. Más tarde, cuando compartía apartamento con una modelo canadiense también apasionada del yoga, súper estudiosa sobre el tema de la alimentación y fan de lo orgánico, aprendí cómo introducir muchísimas más verduras y súper alimentos a mi dieta en forma de batidos y jugos, que podía tomar en el desayuno o entre horas.
¿Cómo cocinar los alimentos ecológicos?
En nuestra conversación, Maria Antonia no se cansaba de remarcar la importancia de lavar bien los alimentos ecológicos. Al no estar tratados con pesticidas evitamos ingerir productos tóxicos, pero eso nos expone a algo tan natural como los parásitos o huevos de parásito.
Por eso en casa limpiamos cuidadosamente todos los vegetales y frutas que vamos a consumir en crudo y con piel, sobre todo los que están en contacto directo con la tierra. La mejor fórmula que me ha recomendado mi amiga es la mezcla de vinagre de manzana con bicarbonato. Para ello, llena un bol con agua suficiente para sumergir las verduras o frutas que vayas a consumir y añade 150ml de vinagre de manzana y una cucharada grande de bicarbonato. Pero cuidado, el bicarbonato y el vinagre producen una reacción que dura unos segundos, así que remueve hasta que amaine e introduce los alimentos durante 30min y después acláralos.
¿Qué supone para mi bolsillo?
Es cierto que llenar el carro de productos para una alimentación ecológica puede suponer un sobrecoste mensual. En especial, la proteína animal suele tener un precio más elevado pero en productos básicos como los cereales no hay una gran diferencia.
Una buena opción para empezar es elegir un grupo de productos, como fruta y verdura o tus desayunos. Otra idea es optar por producto de proximidad y de temporada de huertos y granjas pequeñas, conociendo un poco más la procedencia de los alimentos.
Y con esta foto tan personal y casera cierro este nuevo post de muchos más sobre este tema, el de la alimentación ecológica y la búsqueda del bienestar, que puedes encontrar en este blog.
V.