Hace unos días disfruté de lo que es una de las celebraciones más bonitas que se pueden hacer: la del amor, una boda. En una ceremonia sencilla pero muy especial en la última cala de arena de la Costa Brava a la caída del Sol, la pareja, rodeada de sus tres hijos, dio el sí quiero con mucha emoción.
Recuerdo que estos últimos años, muchos de mis amigos me han dicho: hay que casarse cuando todavía no ha pasado mucho tiempo de noviazgo para que siga habiendo ilusión y enamoramiento. Pero la boda de mi prima me confirma que no tiene por qué ser así. Después de 15 años de relación y acompañados por sus hijos, el romanticismo impregnó esa noche en la que sellaron su compromiso y regalaron un recuerdo inolvidable a su propia familia.
Quizá piense en todo esto porque yo estoy en una situación de compromiso sin haber firmado ningún acuerdo religioso ni constitucional. Te confieso que nunca pensé que llegaría a formar una familia antes de casarme, ya que tenía idealizada una boda entre NOVIOS. Está claro que esa opción ya nunca la tendré, pero lejos de arrepentirme, estoy feliz de haber enlazado ya mi vida a mi pareja con algo de mayor dimensión, nuestras dos hijas.
Seguir enamorado no está reñido con el tiempo que hayas pasado al lado de alguien ni con la edad. Si el sentimiento de amor es verdadero, el enamoramiento acaba evolucionando a algo mucho más sólido y profundo. La persona a la que eliges se convierte en tu compañero de viaje, dejando atrás los altibajos que suelen describir el inicio de algunas relaciones y procurar una balanza más equilibrada. El amor no duele.
Para mí, lo más importante es confiar plenamente en tu compañero, saber que no te defraudará. Y no hablo de que se acabe el enamoramiento, que si me apuras, que falle el proyecto de pareja no es importante. Lo que nunca puede fallarte es la persona y sus valores, más aún cuando hay niños. Y es por eso que no he tenido ninguna duda en construir mi familia sin haber firmado antes ningún papel. Porque CONFÍO en él y sé que su nobleza nunca le abandonará.
V.