Explorando el orden de las posturas en mi auto-práctica de yoga Ashtanga (estilo Mysore), me pareció muy curioso que las asanas de equilibrio se practiquen antes que las de estiramiento en el suelo. Siempre pensé que el orden lógico tenía que ver con la dificultad, y es cierto que en este tipo de práctica ejercitas y fortaleces el cuerpo progresivamente ya que unas posturas te llevan a conseguir las siguientes, pero había algo que se me escapaba. El orden en este estilo no sólo tiene que ver con evolucionar conforme vas progresando en la práctica, sino también, y sobre todo al principio, con seguir el orden del cuerpo desde los pies hasta la cabeza.
Por ejemplo, en la serie 1 de 6 en las que se divide Mysore, se empieza con las posturas de pie, enraizando toda la musculatura de las piernas; a continuación se trabaja la flexibilidad de la cadera y fortalecimiento de piernas con posturas como las de equilibrio; el siguiente tramo pone el foco en el estiramiento de cadera y espalda con posturas de suelo, que son las que te enseño en este post; después se trabajan los arcos, unas posturas que encuentro muy duras por la flexibilidad lumbar y fortaleza que requieren, y por último vienen las asanas de relajación. Cuando te explico arriba qué zonas se trabajan más en cada bloque de posturas, no pienses que me refiero a ejercitar unos músculos por separado, como podrías hacer con maquinaria tradicional de gimnasio. En yoga trabajas con tu propio cuerpo y siempre están implicadas muchísimas partes de él aunque pongas el foco en una zona.
Estas posturas que te enseño hoy y que quizá te parezcan estiramientos sin importancia, son cruciales para preparar tu cuerpo y en ellas descubres muchos pequeños detalles conforme repites e indagas, dándote cuenta de lo mucho que pueden dar de sí.
La primera asana se llama Dandasana y trata de imitar un bastón. Puede que parezca una postura sin esfuerzo, pero requiere que las piernas y el abdomen estén activos para mantener la espalda bien recta.
Paschimottanasana, o pinza, es la flexión del cuerpo hacia delante. Esta postura no es tan fácil como parece. Trabaja toda la parte anterior del cuerpo, estirando desde el talón hasta el cuello e implicando la flexibilidad de la cadera y zona lumbar. Reconozco que me llevó tiempo entender perfectamente cómo tenía que hacer correctamente Paschimottanasana: la flexión no nace desde la espalda, sino desde la cadera, rotando la pelvis apoyando bien los isquiones en el suelo. La flexión tampoco se consigue por estirar con mucha fuerza desde los brazos para bajar, es muy importante mantener los hombros relajados y el pecho abierto para no desviar la tensión hacia la espalda.
Con ayuda de profesores, he disfrutado de la rendición en esta postura. Ellos vuelcan parte de su peso encima de mi espalda logrando un estiramiento súper intenso que nunca imaginé que conseguiría. Pero eso sólo sucede cuando sobrepasas la barrera de la molestia física que te hace estar tenso y no te permite avanzar. Es cuestión de dejarse llevar y rendirse, un ejercicio mental que intento llevar y sentir en mi autopráctica cuando no cuento con ayuda.
La siguiente postura que te muestro es Ardha Badha Padma Paschimottanasana, una ‘pinza’ con las piernas en medio loto. Es compleja porque no sólo trabaja muchísimo la flexibilidad de la cadera y espalda baja, como he explicado antes, además involucra la apertura de hombros. La flexibilidad en el empeine del pie para conseguir el medio loto es un elemento más a tener en cuenta que, sino lo has trabajado antes, puede que te moleste mucho. Triang Mukhaikapada Paschimottanasana es la última postura del vídeo y relaja y estira los músculos de la zona de la rodilla. Ojo, si tienes algún problema en la rodilla, mantente alerta a lo que sientas con esta postura y abandónala si notas una molestia que no proviene del propio estiramiento.
Como ves en el vídeo, hago una vinyasa completa como transición entre posturas. Eso hace que mantenga el nivel de dinamismo que requiere la práctica de Ashtanga.
Los estiramientos pueden ser muy frustrantes, pero no te preocupes para nada si sólo logras bajar un poquito en estas posturas. Lo importante es activar las zonas del cuerpo involucradas de forma correcta y sentir tu propio estiramiento y esfuerzo, dando un poco más de ti en cada exhalación y en cada día de tu práctica.
Namaste,
V.