Hace tiempo que el buen funcionamiento y salud de mi sistema inmunitario es muy importante para mí y para el cuidado de mi familia. Leí que nuestro intestino es el órgano que lo regula, e incluso algunos lo llaman «nuestro segundo cerebro», por eso no puedo pasar por alto tener muy en cuenta cómo puedo protegerlo. Soy fan de los cuidados a través de la alimentación, y me he interesado mucho por el tema de probióticos naturales. Especialmente ahora, que estoy embarazada, mi ginecóloga me ha recomendado que esté bien cubierta en ese aspecto.
Los probióticos son unos microorganismos vivos que, si se toman en cantidad suficiente, pueden tener efectos beneficiosos sobre nuestra salud. Una forma de garantizar que los ingiero es, por ejemplo, tomando yogur. Es un alimento riquísimo en estos microorganismos (fermentos lácteos) que ayuda al organismo a equilibrar la microbiota intestinal. Nutricionalmente, el yogur es una gran fuente de calcio -tan importante para la formación y el mantenimiento de huesos y dientes fuertes- y vitaminas del grupo A, B y D, que contribuyen al buen funcionamiento del cuerpo. Además de gustarme el sabor y la textura del yogur, me sienta muy bien.
Comparto con vosotros una nueva receta de desayuno muy rica para las mañanas de verano:
– Yogur. No sólo tiene todos los beneficios de los que os he hablado, sino que al estar frío es un ingrediente apetecible para las mañanas de verano. Es la base de este desayuno que os propongo.
– Copos de avena integral. Este grano tan antiguo y saludable está muy presente en mi cocina. En verano prefiero tomarlo en crudo y en invierno, como ya os he explicado en otro post, lo cocino como porridge.
– Copos de trigo sarraceno. Este grano quizá no es tan conocido. No hace mucho que comparte espacio en mi despensa con los de avena, y estoy maravillada con sus propiedades. Contiene todos los aminoácidos esenciales, Omega-3, Omega-6, Magnesio, Vitamina B3 y B2. Se dice que ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en la sangre y favorece el correcto funcionamiento intestinal por su alto contenido en fibra. Además, no contiene gluten por lo que es uno de los alimentos que incorporé pronto a la alimentación de mi hija Manuela.
– Nueces. Son ricas en Omega 3 y favorecen al buen funcionamiento de nuestro cerebro. A ver si me ayudan durante el embarazo, ¡que tiendo a olvidarme de todo!
– Cacao nibs. Básicamente es la semilla del cacao crudo machacada en trocitos. Es un súper alimento, muy chiquitín pero muy potente! Gran fuente de magnesio y antioxidantes, es un buen aliado antienvejecimiento. Tiene un sabor peculiar y es muy amargo pero a mí me encanta, sobre todo la textura «crunchy» que aporta un punto diferente al desayuno. Si nunca los habéis probado o no conocíais esta pequeña joya, los podéis encontrar en cualquier tienda de alimentación ecológica o inlcuso en el rincón «eco» del supermercado que tengáis más cerca.