Me fascina observar que nuestra expresión corporal delata en voz baja cómo nos sentimos y cómo gestionamos nuestras emociones. La esterilla de yoga traduce nuestro estado interior en barreras o facilidades que nos encontramos al afrontar cada una de las posturas durante la práctica.
Aunque las asanas por sí solas están vacías. Depende de ti llenarlas de sentido, superar tus limitaciones y fortalecer tu espíritu. La clave está en dejarte desnudar ante el espejo de tu verdad y afrontar la práctica con consciencia. Eso te abrirá una maravillosa dimensión donde todas las asanas se llenan de valor.
El arco, o Urdhva Dhanurasana en sánscrito, es una de las posturas que se me resisten y en la que afloran sentimientos y limitaciones que me entorpecen. Pertenece a la familia de las invertidas ya que la cabeza queda por debajo del pecho, y eso conlleva cambiar tu perspectiva y salir de tu zona de confort. Recuerdo cuantos momentos de juego y risas me daba esta postura, que entonces llamaba «puente», cuando era niña. En mi infancia la zona de confort no tenía barreras: hacía lo que sentía, con confianza, con diversión, explorando las posibilidades de mi cuerpo, sin miedo.
Ahora, conseguir un bonito arco se ha convertido en todo un reto que me motiva para recuperar esa libertad. Urdhva Dhanurasana es una de las asanas más difíciles, creo que no sólo para mí sino también para mucha gente. Será por algo que la práctica Mysore de Ashtanga la posiciona como la última de la serie…
Aunque en todas las posturas de yoga se implica el cuerpo al completo, podría decir que hay tres puntos clave para conseguir el arco: apertura de pecho, fortaleza en brazos y flexibilidad en cadera. Confieso que en estos últimos tiempos la fuerza en los brazos está siendo mi principal barrera para conseguir un arco completo. Con este post empiezo una serie de dos en los que te cuento cómo ejercito y fortalezco estos puntos clave. Comienzo hoy con la apertura de pecho. Ahí va.
Apertura de pecho
Suele resultar incómodo abrirnos y exponernos al exterior porque significa, de alguna forma, desprotegernos. Nuestras experiencias pasadas nos condicionan a veces de forma negativa y encaramos momentos nuevos con filtros que nos impone el pasado, cerrándonos y protegiéndonos. Esto no da cabida a vivir el presente con una mirada y postura frescas y sin prejuicios. Si presto atención al lenguaje de mi cuerpo, me doy cuenta de que no son pocas las veces que mis hombros rotan hacia delante y mi pecho se queda ensombrecido. Seguro que te suena lo que te cuento… y no sólo a través de la práctica intento cambiar esta postura, sino que también la rectifico durante el resto del día.
Te enseño tres asanas con las que se pueden trabajar la apertura de pecho, que tan presente está en el yoga.
Prasarita Padottanasana C. Te muestro un pequeño vídeo para que veas cómo entrar en esta postura.
Utthita Parsvottanasana. Practico esta secuencia rotando primero hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Esta es una de las posturas que se repiten con los dos pies, primero el pie derecho delante y luego el izquierdo.
Ardha Baddha Padmottanansa. Medio loto con pinza de pie.
Finalmente te muestro el medio arco, Setu Bandha Sarvangasana, y el arco completo, Urdhva Dhanurasana.
Estas fotos delatan mi punto débil. Los brazos son mi última barrera que superar para alcanzar un buen arco y disfrutar de él. Te seguiré contando los otros puntos clave en los próximos post de yoga.
V.