La pasada semana llegó por fin a librerías mi libro “Crecer Juntos”. Estoy muy ilusionada por el interés que ha despertado entre todos vosotros y por la maravillosa respuesta que está teniendo entre los medios de comunicación.
“Crecer Juntos” es la respuesta a una necesidad como madre. En mi caso, hubo un punto de inflexión cuando mi hija mayor Manuela cumplió 4 años y mi pequeña Maria 2. Sus personalidades empezaban a florecer y la casa se llenaba de nuevos retos que afrontar no sólo en la relación con ellas si no también entre ellas. Me di cuenta de que necesitaba ayuda y herramientas para enfrentar esta nueva etapa de su educación.
Ese estado de inquietud me llevó a leer libros de psicología infantil, de desarrollo del cerebro del niño, de parenting… Quería entender el desarrollo neuronal y el proceso de crecimiento por el que estaban pasando mis hijas para poderlas acompañar mejor. En esa búsqueda me topé con la “disciplina positiva”: vi que impartían en mi ciudad un taller intensivo y presencial para padres dónde enseñaban los principios fundamentales de ese concepto que escuchaba por primera vez. Mi pareja y yo nos apuntamos y fue muy revelador. Desde entonces quise aprender más sobre esa metodología educativa tan alineada con mi filosofía de vida y que tantos recursos prácticos me estaba descubriendo.
¿POR QUÉ DISCIPLINA POSITIVA EN CRECER JUNTOS?
La disciplina positiva es un método pedagógico basado en el respeto, la conexión y el aliento, que persigue formar a niños y jóvenes para que se conviertan en adultos responsables, respetuosos y capaces. Esta filosofía educativa entiende que todo ser humano merece ser tratado con igual dignidad y sostiene que, para encontrar nuestra motivación vital, todas las personas necesitamos sentir que pertenecemos al grupo y que somos útiles. Se aleja del conductismo educativo más tradicional, así como de la laxitud y permisividad sin límites.
Los cuatro pilares en los que se basa la disciplina positiva son la pertenencia y utilidad, el respeto mutuo, el aliento y la educación a largo plazo. Es un método que se aleja de premios y castigos para promover la empatía y la autoestima, que se centra en encontrar soluciones y no culpables. Por ejemplo, cuando alguien se equivoca o hay un conflicto la propuesta es reconocer, responsabilizarse, reconciliarse y resolver. Para esto es imprescindible la humildad, un valor que en mi opinión nos hace más fuertes y sabios. Requiere de mentes flexibles y dejar a un lado sentirse amenazado como padres para poder dar un buen ejemplo.
Estos son algunos de los conceptos educativos que hemos desarrollado Angélica Joya, experta en disciplina positiva y psicóloga infantil, y yo en las páginas de “Crecer Juntos”. También encontrarás herramientas y muchos ejemplos cotidianos que te ayudarán a poner en práctica y llevar a tu hogar esta metodología.
La disciplina positiva y el yoga son dos filosofías que están en sintonía, ya que las dos proponen relacionarse contigo mismo y con tu entorno desde el respecto, la humildad y el amor.
Estas disciplinas se complementan, ya que, mientras que la disciplina positiva ofrece a los padres conocimientos y herramientas para afrontar los retos de la educación, el yoga ayuda al padre y al hijo por separado, aprendiendo a relacionarse con su cuerpo de una forma consciente, saludable y en paz, algo que favorece cualquier relación propia con el exterior. Con la ayuda de Catherine Esteve, experta en yoga para niños, en este libro propongo una forma sencilla de acercar a nuestros hijos a esta filosofía, que tantas bondades puede aportarles.
¿EN QUÉ CONSISTE EL YOGA PARA NIÑOS?
El yoga en “Crecer Juntos” se introduce adaptado a las etapas de desarrollo del niño en dos bloques: preescolar (de 3 a 6 años) y primaria (de 6 a 12 años). El libro propone la práctica a través del juego, trabajando la parte física con posturas o asanas de yoga que suelen representar animales. Un trabajo físico que atiende al desarrollo corporal del niño: la psicomotricidad, el equilibrio, la buena postura… y que se adapta dependiendo de la edad y el desarrollo de los niños, abordando de forma práctica los diferentes pilares en los que se basa el yoga: la respiración, la introspección y la consciencia.
También se plantean ejercicios de respiración e introducción a la meditación de una forma sencilla y divertida. La respiración es una herramienta muy poderosa que les puede ayudar a gestionar sus emociones, así como los ejercicios de introducción a la meditación les pueden ser muy valiosos para enfrentarse a un examen de forma más calmada, a concentrarse en momentos de estudio o a mantener la atención en cualquier tarea.
Cuando te conviertes en madre o padre, te enfrentas primero al cuidado de tu bebé, al que deseas mantener vivo, sano y darle amor. Cuando crees que ya lo tienes todo controlado, la cosa se complica porque ese ser crece y su personalidad aflora. Te das cuenta de que la educación es mucho más compleja de lo que parece, porque además de cubrir las necesidades físicas tienes que acompañar a ese ser humano en su desarrollo intelectual y emocional, y ayudarle a que se convierta en una persona con valores, capaz y feliz.
Espero que os guste leer “Crecer Juntos” y que en sus páginas encontréis una guía para abordar el viaje más bonito al que nos enfrentamos en la vida como padres. Ya podéis encontrarlo en librerías físicas y online desde este link.
Cuidaos mucho,
V.