Cómo agradece el cuerpo una torsión… Esas sensaciones de estiramiento, de oxigenación y bienestar inmediato que me producen, hacen de las torsiones un imprescindible en mi auto-práctica de yoga.
Intento ser constante, pero, a veces y por motivos bien diversos -familia, viajes, trabajo…-, el tiempo entre práctica y práctica se alarga demasiado y mi cuerpo me lanza algunas señales para que me ponga las pilas. Una de ellas es que mi espalda empieza a sobre-cargarse y dejo de sentirme ligera. Aunque os parezca raro, también me afecta mucho al tránsito intestinal. Por eso me gustaría hablaros de las asanas de torsión.
Las asanas de torsión son mi mejor «medicina» para la columna vertebral. El movimiento que se realiza sobre la columna permite que las vértebras se oxigenen, manteniéndolas en forma. Aunque parezca que simplemente se estiren los músculos de la espalda, las torsiones son algo más profundo. Dependiendo de qué asana practiques, puedes beneficiar muchas partes de tu cuerpo. Cuando la columna gira y se acompaña el movimiento de una respiración profunda y consciente, la sangre llega mejor a los diferentes órganos. Noto cómo me lleno de energía y a la vez se calma mi mente, como si estuviera meditando. Además, me alivia la tensión en la zona abdominal, mejora la flexibilidad del diafragma y me ayuda al tránsito intestinal.
Ahora, embarazada, estas posturas son las que tendré que adaptar antes. También son las que tendré que abandonar cuando el embarazo esté más avanzado, ya que el volumen de la barriga no me lo permitirá. Por eso, las disfrutaré hasta que pueda.
Soy de las que pienso que lo mejor es enemigo de lo bueno. Por eso, cuando solo tengo 30 minutos, me digo «Menos es nada» y realizo una mini-práctica: 3 ó 5 Saludos al Sol para calentar, estiramientos y torsiones. Por la mañana me ayudan a desperezarme, pero también me funcionan bien a última hora del día ya que me aseguro de ir a dormir con el cuerpo más relajado y sin tensiones.
Te propongo algunas de las posturas de torsión que practico. Pero, ¡ojo! Es importante que evites forzar las posturas y que mantengas una buena apertura de pecho con la espalda recta y los hombros relajados.
Vakrasana (torsión sentado)
Ardha Matsyendrasana (torsión profunda)
Namaskar parsvakonasana (torsión en oración)
Parvritta Trikonasana (triángulo en torsión)
Parivrtta Parsvakonasana (torsión lateral)