Mantener un cabello natural me permite no prestarle mucha atención y aplicarme hidratación de una forma normal y sin productos especiales. Aún así, tengo momentos como los del verano en los que me gusta utilizar diferentes mascarillas para el pelo.
Tengo la suerte de poder contar con grandes amigos peluqueros que me ahorran pasar por la peluquería y mis cortes de pelo siempre suceden en casa o en el estudio de fotografía. Gracias a ellos he descubierto trucos y productos que ahora forman parte de mis básicos para conseguir texturas o volúmenes que me gustan. Hace poco te conté cómo consigo mis ondas surferas y hoy comparto un truquillo para obtener el color de mi melena por el que tanto me habéis preguntado.
Hubo un tiempo en el que me aplicaba mechas, pero como mi base natural es muy clara acababa con un tono rubio casi platino que no me gustaba ya que perdía naturalidad. Por eso opté por dejar de teñirme para volver a mi tono original y así lo mantengo desde hace años.
Con el paso de los años, los cabellos rubios se oscurecen y a veces adoptan un tono ceniza. En mi caso, si comparo el rubio claro que tenía de pequeña con el de ahora, hay una gran diferencia. La exposición al sol y al agua de mar siempre me han aclarado el pelo todos los veranos. Por eso durante el invierno mantengo esas mechas naturales utilizando el spray Sun In que sigo comprando en EEUU, aunque durante el embarazo haré una pausa ya que contiene peróxidos y su uso no está recomendado.
Lo aplico una vez cada 4 o 6 semanas sobre el cabello seco. Busco el efecto mechas, por eso lo aplico con ayuda de las manos combinando mechones finos con grandes. Acabo pulverizando sobre el nacimiento del cabello que rodea el rostro. Intento buscar exposición al sol inmediatamente después para que se acelere su efecto con el calor, ya que con el secador no da tan buenos resultados. Ojo con utilizar este tipo de productos sobre tonos castaños y oscuros ya que no conseguiría este efecto o te aportaría un color anaranjado que quizá no es lo que buscas.