Se agradece tener cerca de casa lugares con personalidad, especialmente si vives en la zona alta de Barcelona que, aunque ofrece un amplio abanico de gastronomía, tiene una cierta inclinación conservadora con la que me cuesta identificarme. Incluso a veces me sorprendo mimetizándome con el ambiente y alejándome de los estilismos mucho más libres y excéntricos que vestía cuando vivía en Nueva York.
Quizá influenciada por tantos años de vida nómada y por una ciudad como Nueva York, donde hay tantísima oferta de diferentes cocinas, me gusta tener al alcance varias alternativas gastronómicas. Anhelo tantas veces degustar sabores asiáticos que me he preocupado de buscar las mejores opciones en mi barrio además de introducir alguna receta en casa.
La familia Kao es propietaria de dos de mis caprichos asiáticos. El patriarca con Shanghai, el exquisito restaurante de comida china por excelencia de la zona, ofrece la tradición gastronómica china más auténtica servida con cariño, buen hacer y un trato amabilísimo.
Las guapísimas hijas Meilan y Nayan han creado Kao Dim Sum, un punto de encuentro joven donde degustar el buen producto y los buenos sabores heredados del restaurante «padre» en un formato creativo y para compartir. La base de su oferta son los dumplings, que van desde los más clásicos como el de gamba o carne hasta mis favoritos que son el de pies de cerdo al vapor, con un sabor y textura inigualables, y el de trufa. Las exquisitas verduras, patrimonio del Shanghai, son también mi devoción.
Koryo es un concepto totalmente diferente. Un restaurante sencillo, con encanto y de buena cocina casera coreana. Siempre se agradece el pequeño aperitivo que sirven en la mesa mientras esperas la comida: pequeñas tapitas que te introducen en los sabores coreanos. Las cacerolitas de arroz con verduras y carne/pescado con una yema de huevo crudo, salsa de soja con sésamo y salsa picante como aderezo al gusto, son toda una delicia. Como alternativa te recomiendo los fideos Soba fríos, que además de ser muy saludables son muy digestivos. Suelo cerrar mi visita a Koryo con el helado de té verde, uno de mis postres orientales favoritos.
Hace tan sólo una semana disfruté de una buena charla de sobremesa con mis amigas en el pequeño Koryo.