Si sigues mi blog, seguro te habrás dado cuenta de que apuesto firmemente por la alimentación ecológica. Quiero que mis hijas crezcan aprendiendo a relacionarse de forma consciente con los alimentos que ingieren y la importancia que tiene la alimentación de procedencia ecológica no sólo para su salud, también para el medio ambiente. Porque esto ya no es sólo una moda o una corriente efímera, la alimentación ecológica ha venido para quedarse. Cada vez estamos más informados y tomamos más conciencia de lo que nos sienta bien como individuos y como sociedad, y siendo consciente del impacto medioambiental que nuestras acciones dejan en el planeta yo quiero poner mis energías en hacer todo lo que esté en mi mano para que mis hijas disfruten de un organismo sano y un planeta sano. Un futuro mejor.
En el colegio donde va mi hija mayor Manuela convergen diferentes culturas y eso hace que sea flexible y se adapte a las necesidades de cada familia que tienen que ver con la alimentación, dando la oportunidad de que cada niño lleve desde casa su comida en un lunch box. Aunque mi hija no se enfrenta a una cultura gastronómica distinta, yo también le preparo su lunch box porque deseo que continúe con la alimentación en la que creo y con la que ha crecido en casa hasta ahora, la ecológica. Desafortunadamente hay muy pocos colegios que ofrezcan menús preparados con alimentos orgánicos (o ecológicos, se refieren a lo mismo) para los niños y el suyo no es uno de ellos. TODAVÍA!
Así es como preparo el lunch box de mi hija Manuela con los platos del menú que compartí en este post. La funda térmica es de Béaba.
Los snacks en el cole son lo único que no nos dejan llevar de casa a las familias que optamos por el lunch box. Por eso, aunque lo ideal y mi carta a los Reyes Magos sería que la alimentación que ofrece el colegio de mi hija sea totalmente ecológica, mi propósito para el año que viene es conseguir que por lo menos adopten este cambio en los snacks y postres para todo el colegio. Un buen primer paso puede ser introducir un producto tan básico y recurrente como es el yogur, que a los niños les encanta y además tiene poder nutritivo.
Encaro este propósito con una gran ventaja porque cuento con un aliado cuya misión también es acercar los beneficios de la alimentación ecológica a la sociedad. Es un orgullo ir de la mano de mis amigas Las 2 Vacas, que ofrecen yogures ecológicos riquísimos y a un precio asequible, en esta lucha para mejorar nuestra salud y la del planeta.
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