Desde que empecé a sentir que un ser crecía dentro de mí me planteé una pregunta existencial: ¿Este ser es mío? Y la respuesta llegó rápido: No. Ahora, con el tiempo y mis hijas ya con 5 y 3 años, reafirmo que mis hijas no son mías. Me explico…
Que biológicamente mis hijas formen parte de mí no me da derecho a poseerlas. Como mujer me he sentido como un canal para dar vida a dos personillas que no conocía adentrándome en un mundo nuevo y completamente desconocido para mí. Los hijos nacen dependientes, necesitan cuidados y protección, pero llegan a este mundo con su propia personalidad y un camino vital por dibujar por sí mismos. Mi deber como madre es amar, acompañar y ayudar a mis hijas a crecer en harmonía para convertirse en mujeres fuertes, física y mentalmente, empáticas y respetuosas. Que sepan decidir con criterio, con valores y que nunca pierdan la ilusión y la curiosidad, motores básicos para ser feliz.
Los hijos no nacen como queremos o como los esperamos. Son como son, aunque es imposible no idealizar y visualizar momentos peliculeros en los que la calma y las risas siempre están presentes.
Pero los hijos te bajan a la tierra y muestran las debilidades y las fortalezas del ser humano con las que todos tenemos que lidiar. Mis hijas me obligan a hacer un esfuerzo diario de entendimiento, compasión, paciencia… Son niñas de mucho carácter que muchas veces sacan lo peor de mí. Me llevan a límites en los que me sale imponerme porque sí, porque soy su madre y porque “tengo el derecho” y necesito recordarme que son individuos con su propia personalidad y conflictos, con sus momentos vitales marcados por sus diferentes edades y no tienen por qué comportarse en todo momento como yo haría y desearía.
Qué difícil mantener el punto de equilibrio entre disciplina y libertad.… Pero creo que en eso consiste la educación de un hijo y es esta tarea, la más importante de mi vida, la que me ha llevado a que mi segundo libro atienda a mis necesidades como madre. La búsqueda de recursos y herramientas educativas y la revisión de creencias en las que muchos de nosotros caemos, porque así hemos crecido, dan sentido y motivación al proceso de creación de este libro en el que aprendo mientras trabajo y aplico mientras trabajo. Deseo contaros mucho más y espero poder hacerlo pronto.
Hasta pronto,
V
Este contenido fue publicado primero en mi newsletter ‘Una mujer, muchas mujeres’ de mayo 2019. Haz click aquí para suscribirte a la newsletter.