Mi hija Maria ya ha cumplido 4 meses y la disciplina vuelve a encontrar un hueco en mi rutina retomando mi práctica de Mysore.
Te explico de forma muy breve cómo es el tipo de yoga que practico: Mysore es una práctica de Ashtanga Vinyasa yoga que ideó y enseñaba Pattabhi Jois en la ciudad india que le da su nombre, Mysore. Es una autopráctica y existen seis series. Aunque se pueda practicar de forma colectiva, cada individuo sigue la serie que corresponde a su nivel.
Nuestro tempo suele estar acelerado y siempre estamos ocupados realizando tareas. Esta práctica te obliga a desviar la atención de tu mente hacia tu cuerpo ya que requiere memorizar la secuencia y sincronizar el movimiento con la respiración. Además, mucha gente la define como masculina por la fortaleza física y resistencia que se necesita. Quizá todas estas características son las que han enganchado a Occidente a esta práctica, ya que suele ser mucho más difícil para nosotros calmar nuestra mente desde una postura de reposo que «machacando» nuestro cuerpo. Quizá te parezca todo muy complejo, pero esta práctica es fluir y cuando la tienes muy interiorizada empiezas a sentir el beneficio físico y mental de una forma natural.
Si no hubiera pasado por un parto, retomaría esta práctica «a tope» activando mi musculatura sin más cuidados que evitar lesiones genéricas. Pero, como no es el caso, he preferido hacerlo acompañada con la figura del profesor, que como siempre te digo es muy importante sobre todo en los inicios y para mí ahora es como un nuevo inicio.
Olivia es la profesora de Ashtanga Yoga que me está acompañando en mi recuperación. Es experta en esta práctica ya que se formó en la misma ciudad de Mysore continuando su aprendizaje en Méjico de la mano de maestros reconocidos. Es fiel a su práctica y al compromiso de enseñar Ashtanga según las tradiciones y se mueve por el anhelo de expandir el conocimiento del yoga y sus beneficios, no sólo físicos si no también espirituales.
Me da pena no poder compartir contigo una práctica completa y guiada. De momento, mi tiempo sólo me ha permitido hacer estas cápsulas de vídeo y he elegido pequeñas secuencias que incluyen posturas de las que me gustaría hablarte.
Cápsula 1 – Trikonasanas
En Trikonasana, el primer triángulo, se enraízan los pies al suelo, se fortalecen las piernas y se trabaja la apertura de hombros y cadera.
Parivrtia Trikonasana, el segundo triángulo, requiere equilibrio y rotación de hombros mientras mantienes la cadera mirando al frente. Abriendo el pecho y los hombros disfrutas del estiramiento y la torsión que requiere esta postura. No te preocupes si no puedes mantener esta postura con la pierna estirada, puedes doblar la rodilla. Es más importante que mantengas pies y manos bien apoyadas en el suelo.
Cápsula 2 – Parshvakonasanas
En Parshvakonuasana, postura del ángulo lateral, se trabaja muchísimo la flexibilidad de cadera y la fortaleza de piernas. La extensión del brazo marca la diagonal de tu cuerpo, trabajando todos los músculos de punta a punta desde tu pie enraizado en el suelo hasta los dedos de tu mano. Si te cuesta mantener la apertura de cadera, opta por acortar la separación entre tus piernas sin olvidar que la del frente se mantenga en 90º.
En Parivrita Parshavkonasana se añade la torsión a la postura. La que te enseño en el vídeo es la más avanzada, por eso te muestro dos variantes de nivel inferior:
En la primera opción, apoya tu torsión en tu pierna doblada juntando las palmas en el pecho sin olvidar la apertura de hombros y mirando hacia el techo.
Si te sientes cómoda con el equilibrio, abandona el apoyo de tu rodilla estirando la pierna de atrás.
En la segunda opción, ya sintiéndote cómoda con el equilibrio y manteniendo la fortaleza en ambas piernas, agárrate las muñecas por detrás potenciando la torsión. También aquí, no olvides abrir tus hombros y mirar hacia el techo.
Cápsula 3 – Purvottanasana
En Purvottanasana, postura de la tabla hacia arriba, implicas toda la musculatura abdominal, lumbar y de hombros. Es difícil mantener las rodillas mirando hacia arriba, por eso tienes que rotarlas hacia dentro activando la musculatura interior del muslo. Mantén hombros y pecho en el mismo plano, empujando el esternón hacia arriba. En el vídeo te muestro la contra postura para descansar con «el perro boca abajo», pero si necesitas más alivio te recomiendo la postura Paschimottanasana o «pinza hacia delante».
En este vídeo puedes ver un salto hacia delante metiendo las piernas entre los brazos, algo que forma parte de la transición entre posturas de la práctica de Mysore. Como te puedes imaginar, esto hace mucho más dura la práctica ya que se repite muchas veces. Si estás cansada o no tienes el nivel suficiente, puedes sustituirlo por tan sólo dos pasos hacia delante.
Si tu zona lumbar no está fortalecida ni tiene suficiente flexibilidad, opta por la segunda opción que te sugiero en la foto de abajo: Ardua Purvottanasana o postura de la mesa.
En tu cuerpo y alma está el poder que necesitas para superar las limitaciones que traza tu mente.
Hasta pronto,
V.