Cuando Editorial Planeta me propuso hacer un segundo libro, recuerdo que mi primer pensamiento fue: “Ostras, ¿y de qué voy a hablar?”. Después de un libro como Yoga, un estilo de vida, que nació de la necesidad de compartir una filosofía vital que tanto bien me hace, quería que mi segundo libro siguiera el carácter del primero en cuanto a crear una pieza práctica que acompañe al lector con un contenido que le aporte algo positivo.
Barajé diversas ideas ligadas al bienestar: hábitos saludables que me ayudan en el día a día, nutrición y recetas, quizá un paso más en el yoga con práctica más avanzada… Pero, al final, lo que el cuerpo me pedía era compartir el momento vital más importante en el que estaba, y estoy, que es la maternidad.
Con dos hijas pequeñas de 6 y 4 años, la propuesta de la editorial llegó en plena búsqueda personal de recursos y herramientas que me ayudaran a abordar los retos familiares del día a día. Me preguntaba, ¿por qué me tengo que dejar llevar por el modelo educativo “de toda la vida”, sin cuestionarlo? ¿Estoy siendo fiel a mi filosofía de vida y valores?
Cuando estás en modo búsqueda porque hay algo que te inquieta, te preocupa y quieres mejorar, estás más despierto y tus sentidos se ponen al servicio de esa necesidad. Muchas veces te das cuenta de que no es necesario buscar respuestas demasiado lejos porque muchas de ellas ya están a tu alrededor. Y el yoga allí estaba, presente en mi vida y ayudándome en mi desarrollo personal, tanto a nivel físico como emocional, desde hacía tantos años. Si a mí me hacía tanto bien, ¿por qué no iba a ayudar también al desarrollo personal de mis hijas en su etapa crecimiento? Pero pronto me di cuenta de que también se trataba de mí como madre y de cómo afrontar la tarea más importante de mi vida, educarlas. Por curiosidad, acudí a un taller de disciplina positiva que se impartía en el centro de natación al que llevo a mis hijas, y allí descubrí un método educativo basado en principios como el sentido común, el respeto y el amor, tan acordes con mi forma de pensar y vivir, que me abrió una nueva perspectiva.
La combinación de estas dos filosofías no podían estar más alienadas entre sí y ser más complementarias. El yoga para niños y la disciplina positiva me ofrecían herramientas y recursos tan sumamente útiles que decidí que era exactamente eso lo que quería compartir en mi segundo libro.
En Crecer Juntos te cuento como estas dos filosofías contribuyen a que nuestros hijos crezcan más conscientes, tranquilos y seguros de sí mismos, y aprendan a gestionar mejor emociones como la rabia, la frustración, la ansiedad o la impaciencia. La clave es estar dispuestos, como padres y madres, a desaprender mucho de lo que sabemos y emprender, junto con nuestros hijos, un camino de aprendizaje constante. Porque cuando nace un hijo, también nace un padre o una madre.
Quería asegurarme de que en este libro compartía una experiencia vital propia que a su vez estuviera respaldada por contenido riguroso y profesional, así que no dudé en pedir colaboración a Angélica Joya y Catherine Esteve, expertas en las materias de disciplina positiva y yoga para niños respectivamente. Son dos mujeres inteligentes, que sienten verdadera vocación por su trabajo, y que me guían en el día a día desde que decidí incorporar ambas filosofías a la educación de mis hijas.
Desde el principio tuve claro que quería abordar el contenido de una forma muy práctica, porque, como madre y lectora de libros sobre psicología infantil o filosofía de yoga, me doy cuenta de que muchas veces necesitas ayuda para bajar a tierra los conceptos teóricos que encuentras en esas lecturas. Por eso Crecer Juntos está repleto de ejemplos prácticos, con el deseo de que te ayuden de forma pragmática en tu día a día, sin dejar de lado conceptos educativos fundamentales.
Aunque el libro se comenzó a gestar mucho antes, gran parte del desarrollo de Crecer Juntos ha sucedido durante el COVID-19 y esto, inevitablemente, ha influido mucho en él, para lo bueno y para lo malo. Por un lado, la pandemia ha dificultado el proceso de trabajo, pero por otro ha impregnado de realidad el contenido, recogiendo ejemplos de situaciones reales en las que me he encontrado como madre en un contexto todavía más complejo, si cabe, que la educación dentro de la “normalidad”. Y quizá os suene a chiste, pero durante el confinamiento yo misma releía los capítulos que iba cerrando porque necesitaba más que nunca tener presentes las herramientas para la convivencia que ofrece la disciplina positiva y llenar mi día a día de más yoga para sobrellevar de la mejor manera posible la situación de incertidumbre y tensión en la que nos encontrábamos.
Por otro lado, he disfrutado mucho de nuevo con la dirección creativa. Quería que este segundo libro fuera una pieza con fuerza visual como Yoga, un estilo de vida, aportando belleza a través de las fotografías, las ilustraciones, los colores… Porque aunque este libro se puede compartir perfectamente con nuestros hijos para que practiquen junto a nosotros las posturas de yoga, Crecer Juntos es un libro dirigido a adultos, con un lenguaje muy práctico y un idioma visual inspirador.
El aprendizaje en el camino de la educación de mis hijas es constante. Echo la vista atrás y me doy cuenta de que ya hemos superado etapas que en su día me parecieron conflictos que perdurarían en el tiempo, retos imposibles de solventar, de los que hemos aprendido y que a su vez nos preparan para los nuevos desafíos que están por venir. Nadie dijo qué educar a un hijo sería tarea sencilla, ¿verdad?
Si estás en el momento vital de la maternidad o paternidad, espero y deseo que Crecer Juntos te inspire, te ayude y te motive para educar a tus hijos en un modelo educativo basado en el respeto, el sentido común y el amor.
Estará en librerías el próximo 27 de octubre, y ya puedes acceder a la preventa haciendo click en este enlace para recibir tu libro en la fecha del lanzamiento.
Ganas de leeros y que compartáis conmigo vuestros pensamientos o reflexiones.
Un abrazo,
V.